Quedan 8 días para que Atenas afronte los 1600 millones de euros que adeuda al FMI. El Banco Central y la Comisión Europea, a través de los líderes europeos más poderosos, presionan al gobierno heleno para que acometa reformas destinadas a la reducción del gasto público y el aumento del ingreso. En términos mundanos, hablamos de subida del IVA, recorte de las pensiones, eliminación de la prejubilación u otros.
La consigna: más austeridad. Y ¡ya! ¿Qué se había pensado este economista de chupa de cuero?
Bajando a quid de la cuestión, sospecho que no es esto un rescate cualquiera, no se engañen. El problema no son las pelas, aunque también. Recordemos a nuestro Ministro de economía Luís de Guindos exigiendo el pago de la deuda al gobierno de Syriza antes de tomar posesión Alexis. En el fondo de este cariz, ciertamente, lo que está en juego no es otra cosa que la legitimidad de nuestro sistema económico y, subyacente a esto, la hegemonía de los estados europeos y la viabilidad de las políticas sociales. ¿Ha cambiado el asunto, verdad? Varios economistas coinciden en que ya no hablamos de economía social o liberal, intervenida o sin intervenir, sino de gestionar una economía eficiente. Márgenes estrechos en la política fiscal que abocan irremediablemente en un debilitamiento del estado del bienestar: sanidad, educación, pensiones, jubilaciones, etc. Otros conspiranoicos hablan de Golpe de Estado Silencioso a este mismo fenómeno de desplazamiento del poder político hasta organismos supranacionales en esta madeja socioeconómica y política con pocos cabos deshilachados.
La carrera obcecada en esta dichosa economía especializada y competitividad está generando una paradoja nunca vista en la historia: abundantes bienes y peores condiciones de vida. Y hay multitud de estudios que corroboran este axioma como los altos índices de pobreza, la desigualdad galopante o la desnutrición infantil. Y su colofón está por venir, el TTIP.
Grecia dijo sí al pueblo en enero de este mismo año y lo está pasando putas. No hay que olvidar que una cosa son las gentes y otras los mercados, y que esto es difícil conjugarse si no se tiene buena salud. La Inversión directa extranjera, la fuga de capitales y la confianza en el sistema productivo detestan los riesgos y Atenas lleva mucho tiempo ejerciendo de funámbulo con el corazón delicado.
Buena nota de lo que ocurra mañana toman nuestros partidos políticos para construir el relato que les valga de precampaña y campaña hasta las elecciones generales. En buena medida, lo que ocurra en esta cumbre extraordinaria repercutirá en nuestro Congreso. En especial, Podemos y PP tratarán de hacer una lectura beneficiosa en términos de campaña para ganarse al electorado indeciso.
Haciendo un reduccionismo insultante diríamos: ¿nos gobiernan los mercados?
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Alexis Tsipras |