domingo, 7 de diciembre de 2014

AGUAS DE HUELVA SÍ; AGUAS DE HUELVA NO


Panfleto nº 1


Hace ahora dos meses, mientras compraba algo de verduras y frutas en el Mercado de San Sebastián, me topé con un grupo de personas repartiendo panfletos y recogiendo firmas contra la subida tarifaría del agua en mi ciudad. Yo, que como a casi cualquier ciudadano le ha afectado la crisis y estoy más que dispuesto a ahorrarme unos eurillos, estampé mi rúbrica y me llevé el panfleto con la esperanza de que aquello sirviera para algo. Lo guardé en una caja.

Semanas posteriores, esta vez en una escapada furtiva con mi westies, volví a dar con otro panfleto, ahora arrugado y tirado en el suelo en el que la margen izquierda mostraba un niñito africano de esos que los publicistas colocan en las campañas para remover conciencias. No me pregunten por qué, pero lo recogí, lo plisé, y lo guardé en la misma caja.

Estos dos hechos, en apariencia en las Antípodas el uno del otro, no desapareció del todo de mi imaginario. Una noche, mordido por la curiosidad, abrí la cajita y me quedé observando ambos panfletos. La conclusión inmediata saltó a la vista, pues andaba detrás la misma corporación: Aguas de Huelva. En lo más hondo de la madrugada, sin hacer caso de la prudencia, escribí un whatApps a un buen amigo mío, despierto como pocos, para citarme con él al día siguiente y mostrarle mi hallazgo.

Así sucedió que, al día siguiente, con la paciencia de un koala, éste tomó ambas hojillas, una más arrugada que otra, y dio su veredicto:

-Amigo mío, bienvenido al mundo de la política.

Y es que, cómo me explicó en el tiempo en que se templaba el café, Aguas de Huelva, empresa pública de la ciudad, había hecho una concesión por 25 años a la compañía catalana Aquagest de un 49% por un valor de 57,3 millones de euros. Hasta aquí los antecedentes.

Por un lado -continuó-, está el PSOE, en la oposición, opuestos en el pleno cuando se anunció la venta parcial junto a otros grupos de
Panfleto nº 2
izquierda. Acusaron al edil de emprender la senda de la privatización en la empresa evaluada, utilizando el término con connotaciones negativas. De ahí se desprende la campaña de recogida de firmas y otras medidas de amplia visibilidad a la ciudadanía, y, claro está, poniendo de relieve la incompetencia del Ayuntamiento de Huelva en la gestión económica de la empresa. En una palabra: Ineficiencia.

Por otro lado, el PP, con responsabilidad de gobierno, defiende, en voz baja, que la empresa ha dado beneficios desde esta medida para acá, hace ahora dos años (declaraciones de D. Pedro Rodríguez a un medio local). Debieron aconsejar al alcalde de que estos argumentos no serían del agrado de todos, ya que el incremento del precio en la factura es evidente y no permite retórica que valga y la calidad del agua semejante en un tiempo y el otro, que optó por otra estrategia algo más abstracta: los valores. A pesar de no figurar por ningún lado las siglas del partido político en el panfleto -me dijo mi amigo-, la campaña va dirigida, a todas luces, a dignificar la empresa mediante argucias que trascienden de la gestión económica y no cabe otra cosa que estar motivado desde el único actor que tiene interés en ello: la alcaldía.

Satisfecho al final de nuestra cita y con el último sorbo de café, me recordó, a modo de guinda, que un recurso habitual desde el origen de la democracia era la propaganda, orientada a destruir nuestro juicio crítico e instalarse en el subconciente.

Por ello a la pregunta de: ¿Aguas de Huelva, ? ¿Aguas de Huelva, NO?

Me respondió: y Tú, ¿A quién votas?

JUZGUEN